domingo, 22 de diciembre de 2013

¡¡Felices fiestas!!


Feliz Navidad y un mejor año 2014


De nuevo estamos en estas fiestas que tradicionalmente las consideramos familiares. Recuerdo que el día 22, con su cantinela de la lotería sonando en la tele o la radio, dependiendo si tu madre tenía que hacer cosas (como casi siempre) o quizá las retrasaba para más tarde y se sentaba un rato a ver el sorteo en la pantalla (que es algo bastante monótono, por cierto) era la fecha en la que empezaban las fiestas de Navidad y alguna vez coincidía con ser el primer día de las vacaciones del colegio o del instituto.

Dicho sea de paso, en casa no ha tocado (¡qué raro!, ¿no?) ningún premio de esos que dan tanta alegría a la gente, y más en una época de penurias como la que vivimos. De todos modos... No sé si me habría alegrado mucho, porque para una vez que toque, a quien le toque, si resulta que ahora tienes que "soltar" un 20% de impuestos por el premio... Pues que te lo amargan, claro.

Nada, como decían las madres y las abuelas (y todos los demás, supongo) lo importante es tener salud. Pues sí, lo es. Pero con un poquito de ayuda para celebrar que la tienes no vendría mal, ¿cierto?

Veréis que os traigo el "establo" donde se albergaron José y María y nació el niño Jesús. Es el portal del enorme nacimiento que montan todos los años en las calles principales de San Lorenzo de El Escorial con figuras a tamaño natural. Además del portal y sus protagonistas (incluidos la mula y el buey, por supuesto), están los reyes magos, ángeles, pastores, cortesanos y soldados romanos, molineros, mercaderes, panaderos, y todo un pueblo de Belén con casas de atrezo y muchos personajes y animales, tanto los habituales como caballos, burritos, ovejas, cabras, vacas, gallos, gatos, perros -y también buitres- hasta los traídos de otras tierras, como jirafas, dromedarios, camellos, pájaros exóticos, etc. Este año incluso tenemos un gorila, nada menos. Y entre ellos y los habitantes de Belén nos mezclamos quienes lo visitamos.

Son figuras muy sencillas (creo que deben estar hechas con cartón, nunca lo he preguntado), pero hay un ambiente festivo muy particular, y los peques se lo pasan en grande viendo a Sus Majestades encaramados en el elefante, el camello y el caballo. Coincidí con un montón de chiquillos de un cole que iban con sus seños. En verdad no habría sabido decir quién se lo estaba pasando mejor, si los peques o ellas.

En fin, que espero que disfrutéis estos días de fiesta y ojalá que 2014 nos traiga mejores cosas que el año que se va, aunque en las Navidades de 2012 deseé lo mismo y... Bueno, ya sabéis, no han mejorado las cosas, creo. Pero por desear y esperar que no quede, ¿verdad?

Os dejo como siempre la velita encendida en la ventana, para que al volver a casa no os perdáis por el camino. Y divertíos y disfrutad, pero con sentido común, ¿de acuerdo?

Un saludo a todos, y que se cumplan vuestros sueños.


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viernes, 13 de diciembre de 2013

Retrospectiva de LRdT (1) - B Sanderson

Hace unas semanas, un lector me comentó que Brandon estaba haciendo unas entradas en su nuevo blog con el título «Retrospectiva – La Rueda del Tiempo». He estado muy atareada con otras cosas, pero tuve un par de ratos para traducir la primera parte de estos artículos, una que trata sobre Los apuntes que dejó Robert Jordan. Ya hay otras siete entradas que se centran en otros aspectos de su trabajo en la serie. Esta primera es, creo, una de las más largas, de modo que cuando tenga ocasión intentaré traducir las dos siguientes y lo colgaré.  Mis comentarios están en otro color, para que se distinga del cuerpo principal de la noticia. Espero que os parezca interesante porque, en caso contrario, no dedicaré más tiempo a este tema. Por cierto... Para quienes no hayáis leído todo, incluído el último libro, hay spoilers, de modo que... Absteneos de leer la entrada.Y empezamos con:

Retrospectiva – La Rueda del Tiempo: Los apuntes.

8 de octubre 2013

Por lo general, suelo hacer una sesión de P&R (preguntas y respuestas) como parte de las firmas de libros. Una de las preguntas que me hacen con más frecuencia es: “¿Qué aprendiste al trabajar en La Rueda del Tiempo?” A menudo me cuesta responder, porque no sé cómo tratar el tema de forma resumida.

Hace tiempo que quiero tener una recopilación de entradas que recoja todo lo que he dicho durante las firmas y durante las entrevistas, así como en otras entradas relacionadas con mi experiencia con La Rueda del Tiempo. Incluiré mis pensamientos y mis sentimientos, y después intentaré utilizarlo todo para abordar la tarea de hablar sobre algunas de las cosas que he aprendido sobre la marcha. ¡Dicho proceso durará cierto tiempo! De modo que si estáis interesados en este tema, echad un vistazo durante las próximas semanas, a medida que vaya avanzando a través de una retrospectiva de mi participación en La Rueda del Tiempo.

Los apuntes

Como ya he dicho en otras ocasiones, firmé los contratos con Harriet para concluir la serie antes de que me entregaran los apuntes. Por lo tanto, en ese momento no sabía bien qué era lo que había escrito ya para Un recuerdo de Luz. De hecho, lo único que sabía era que el señor Jordan había escrito el final, ese final que había prometido durante años que estaba en su cabeza. No obstante, siendo el tipo de escritor que era (jardinero*) que escribe según avanza la historia, pero que la historia tiene libertad para desarrollarse, siempre apuntó que el final podría cambiar de forma al igual que su perspectiva del mismo podría evolucionar con el paso del tiempo.

(*George RR Martin clasifica a los escritores en dos tipos: arquitectos y jardineros. Los primeros lo tienen todo planificado, diseñado y dibujado antes de clavar el primero clavo. Los segundos plantan una semilla que saben de qué tipo es y la riegan; mientras brota y la riegan no saben cuántas ramas va a tener y lo descubren a medida que crece. Por lo visto, también Martin es del tipo “jardinero”, según él mismo.)

Entusiasmado, acobardado, volé a Charleston en diciembre de 2007 para reunirme con Harriet. La conocía sólo por su reputación como directora editorial de Tor Books durante los años fundacionales de la editorial, la mujer que editó El juego de Ender y que descubrió a Robert Jordan. Me sentía terriblemente intimidado. Resultó que Harriet tiene un aire solícito, protector; al estilo de una mujer sureña de clase alta, claro. Es competente, tiene una gran seguridad en sí misma y parece exudar sabiduría. No obstante, también es amable, de sonrisa pronta, y tremendamente sincera. Creo que nunca he conocido a una persona que sepa compaginar tan fácilmente la confianza en sí misma con la consideración.

Cuando llegué a su casa le pregunté por el final, y ella me lo dio. Pasé horas rebuscando y leyendo los apuntes; seguí con lo mismo después de que Harriet se hubiera ido a acostar, aunque antes me señaló el ordenador que había en el cuarto donde estaba sentado.

—Es el de Robert Jordan —me informó—. Ahí es donde escribió muchos de los libros, en ese ordenador, con ese teclado. Hace poco lo trajimos de su despacho aquí, a este cuarto.

Así que, allí estaba yo, sentado junto al ordenador de Robert Jordan, mirando copias de sus apuntes y sintiéndome sumamente abrumado. Os estaréis preguntando qué había en esos apuntes. Bueno, en los preparativos para escribir esta parte hablé con Harriet y (como he prometido a menudo a los lectores) le pregunté si sería posible publicar los apuntes o, al menos, hablar de cosas específicas de su contenido. (Aún quiero hacer algún día una serie de entradas en el blog para mostrar escenas de los apuntes y después compararlas con escenas de los libros publicados, así como un comentario sobre por qué tomé las decisiones de cambiarlas como lo hice.)

En respuesta a mi pregunta, Harriet me indicó que el trabajo en la Enciclopedia de La Rueda del Tiempo todavía no está terminado. Ella y el Equipo Jordan no han acabado todavía de decidir qué fragmentos de los apuntes quieren incluir en la enciclopedia, y cree que no es el momento de publicarlos. (O ni siquiera que yo pueda hablar sobre aspectos concretos.)

En consecuencia, no puedo referirme a muchas escenas específicas. Así pues, hablaré sobre el proceso en general, que quizá sea más interesante para muchos de vosotros. Veréis, como ya he explicado antes, los «apuntes» no son lo que la gente supone. Harriet me entregó doscientas páginas de material, y eso es lo que leí aquella primera noche. Dichas páginas incluían:

Partes escritas por Robert Jordan: Robert Jordan era un autor del tipo “descubridor” en el sentido de que tendía a explorar en la dirección que quería que fuera su historia mediante la escritura. No trabajaba a partir de un boceto. Harriet ha explicado que él tenía unas cuantas metas hacia las que apuntaba, grandes acontecimientos que sabía que tendrían lugar en algún momento de la historia. Ignoraba la forma exacta en que tales acontecimientos se desarrollarían hasta que lo escribía, pero sabía cuáles eran. De lo contrario, escribiría y exploraría abriéndose camino hacia sus metas y descubriendo muchas partes de su historia a medida que trabajaba.

Robert Jordan tampoco era un escritor lineal. A juzgar por sus apuntes, pertenecía a una de las variedades de escritor menos común, de los que trabajan en una escena que les interesa, da igual dónde encaje luego en la historia. Parece que a menudo sacaba un archivo y escribía un rato sobre ese tema, después volvía a meterlo entre los apuntes. Al día siguiente, se ponía a trabajar en otra parte distinta de la historia. No obstante, es posible que, conforme empezara a trabajar en serio en un libro, avanzara de un modo más lineal. Después de todo, el fragmento escrito más largo que dejó a su muerte fue el prólogo de Un Recuerdo de Luz.

Sin embargo, por lo que Harriet me ha contado, él no enseñaba sus apuntes a la gente, y tampoco les mostraba a ellos los primeros borradores. Con frecuencia, ni siquiera Harriet conseguía ver esos borradores; al parecer, a menudo lo que le entregaba era el borrador decimoprimero o decimosegundo.

En el montón de apuntes que recibí estaban todas las escenas que Robert Jordan había escrito realmente para Un Recuerdo de Luz. En total, eran alrededor de cien páginas. No os puedo decir todo lo que había allí; todavía no. Sin embargo, puedo hablar de temas que he dicho antes. Una de las cosas que había en esos apuntes era el final. (Pasó a ser el epílogo de Un Recuerdo de Luz, aunque yo le añadí un par de escenas.) Otra era el prólogo sin acabar. (Esa parte la dividí en tres para hacer los prólogos de los tres libros, aunque también añadí bastantes escenas a esos prólogos. Escenas que él había terminado, casi terminado o eran un primer borrador suelto que incluir: el granjero que observa las nubes que se aproximan en La tormenta; la escena con Rand vista a través de los ojos de una sul’dam en el prólogo de La tormenta; la escena con los fronterizos en lo alto de la torre en Torres de Medianoche; y la escena de Isam en la Llaga al principio de Un Recuerdo de Luz.)

También incluidos en ese montón de escenas había unos cuantos fragmentos, entre ellos el de la escena en la que Egwene recibe una visita especial en La tormenta. (Se comenta el color de los vestidos.) La escena en Torres de Medianoche en la que dos personas se comprometen. (La que termina con uno de los personajes encontrando una olla en el río, que es un detalle que yo añadí.) Y la escena en Campo de Merrilor, con la llegada impensada al pabellón de un personaje al que no se esperaba. (Gran parte de esa secuencia estaba bosquejada a grandes rasgos.) He intentado ser impreciso para no hacer spoilers.

Sesiones de P&R con los ayudantes de Robert Jordan: Casi al final, el señor Jordan estaba demasiado débil para trabajar directamente en el libro, pero sostenía reuniones con Maria, Alan, Harriet o Wilson en las que les hablaba del libro. Grabaron algunas de esas sesiones y después me las transcribieron. La mayoría de esas grabaciones se centran en alguien que le pregunta: «¿Qué pasa con éste o aquél?» Y entonces él habla sobre su posición al final y lo que les ocurre tras el último libro. Muchas de estas transcripciones se centran en la estructuración de tramas principales. («Bien, pues dime otra vez qué ocurre cuando Siuan se cuela a hurtadillas en la Torre Blanca para intentar encontrar a Egwene.») O se enfocan en el clímax del último libro. El conjunto de esta información me dio una sensación general del propio final, y una interpretación de dónde acababa la gente tras los libros. No se discutió mucho respecto a «¿Cómo llegan del final de Cuchillo de sueños al clímax de Un Recuerdo de Luz

Selección de los apuntes de Robert Jordan: Como he mencionado antes, los archivos de apuntes más extensos de Robert Jordan son muchísimos y están desordenados. Son distintos a los apuntes que me entregaron, el paquete de doscientos. Mi paquete incluía páginas que el Equipo Jordan consideraba más importantes para la redacción del libro. Sin embargo, también me dieron un CD en el que estaba todo incluido: miles y miles de páginas de material.

Aunque es posible que se os haga la boca agua con eso último, en su mayor parte son cosas que a muchos de vosotros no les parecerían interesantes. Por ejemplo, están todas las versiones de los glosarios a fin de que el señor Jordan supiera qué se había dicho sobre ciertos personajes en ciertos libros. (Son idénticos a los que van impresos al final de los libros.) Hay apuntes sobre muchos de los libros, datos que el señor Jordan utilizaba mientras escribía en una novela concreta de la serie, pero la mayoría de esos detalles acababa en los libros y no os revelaría nada nuevo. No obstante, hay muchas cosas interesantes sobre la creación del mundo de La Rueda, parte de las cuales está en los libros, pero también quedan muchas otras que probablemente aparecerán en la enciclopedia. Asimismo había archivos de apuntes sobre algunos personajes respecto a visiones, profecías, etc. relacionados con ellos y que tenían que cumplirse, junto con notas sobre su actitud, cosas que todavía tenían que llevar a cabo en la serie, y a veces detalles sobre sus vidas.

Maria y Alan pasaron meses repasando meticulosamente los apuntes y extrayendo cualquier cosa que consideraron que podría serme útil. Ésa fue la última parte de mi montón de doscientas páginas de apuntes, aunque yo pude dedicar tiempo a “peinar” los grupos de apuntes más grandes. E hice bastante de eso.

(continuará.)


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