domingo, 22 de septiembre de 2013

In memoriam: Robert Jordan

Hace seis años que Robert Jordan nos dejó. A veces, si hacemos memoria de todas las cosas que han ocurrido en ese periodo, parece que ha pasado más tiempo, y a veces, cuando te llega un recuerdo de lo que hacías ese día o de las personas con las que hablabas y compartías cosas, parece que ocurrió hace poco. El tiempo es extraño, inaprensible. Indiferente.

Pero ya veis, La Rueda del Tiempo ha llegado a su fin, algo que nos parecía imposible aquel 16 de septiembre del 2007. Quién lo habría imaginado entonces, ¿verdad?

He elegido esta foto del señor Jordan porque desde que la vi me gustó su sonrisa, y he imaginado que habría sonreído de ese modo al ver culminada su obra, una obra en la que tanto se volcó, incluso en los últimos días de vida, para que los lectores tuvieran el final tan esperado. Eso trasluce la clase de persona que era. Gracias, señor Jordan.

También quiero dedicar unas palabras de agradecimiento a todos los que participaron en la empresa de llevarnos a ese giro final, empezando por su esposa y por su editor, y siguiendo por el joven autor que aceptó el tremendo reto que representaba terminar la serie, sin olvidar al equipo que colaboró con él y trabajó para que pudiera conseguirlo. Asimismo, al equipo de aquí, el del otro lado del Atlántico, que apostó por la serie y siguió con ella para que viéramos el final en castellano. Y cómo no, quiero dar las gracias también a los lectores que han seguido con interés los pasos que se han dado para alcanzar esta meta.

Una sonrisa plácida. Como la que tengo ahora mientras pienso en estos años que he pasado delante de la pantalla con unos personajes tan entrañables a los que he acompañado en sus aventuras, en su devenir hacia lo que el Entramado les tenía reservado. Personajes que me han hecho sonreír, o reír a carcajadas, o enfurecerme, o soltar alguna lágrima, claro que sí. Es como si hubiese vivido con ellos esos años de penurias y alegrías, de derrotas y triunfos, aunque en una onda de tiempo diferente, más corta para ellos y bastante más larga para nosotros. Culpa del tiempo, claro. Por algo es extraño, inaprensible... E indiferente.

Llegó como el viento, como el viento lo tocó todo, y como el viento partió.

Un saludo

Etiquetas: ,

2 Comments:

At 21/10/13, 3:35, Blogger Emilio said...

Mila,

que acertado tu comentario... el paso del tiempo es inexorable. Te conozco indirectamente por tu trabajo desde hace muchísimo tiempo, ¿o no tanto?.

Gracias por el trabajo que haces y por tu excelente blog, donde permanentemente nos das una que otra sorpresa y nos mantienes informados del avance de las cosas. Cuándo se me iba a ocurrir que sabría del avance y revisión de una obra en línea, y de cómo avanza su traducción, con información de primera fuente. Es increíble.

En fin, leer permanentemente tus posts me hace sentir que te conociera de siempre. Y hay que decir que son muy buenos.

No posteo mucho, pero cuando se trata de reconocer tu excelente trabajo, debo hacerlo.

Espero que nos sigas contando cosas tan interesantes como hasta ahora lo has hecho. ¿Recuerdas cuándo se perdieron los datos de tu blog? o ¿Cuando publicaste que trabajabas en la traducción de Graceling?

Lo más destacable de la historia que nos has contado durante todos estos años es el deseo de un autor, a sabiendas de las dificultades, de completar lo iniciado para sus lectores, y del esfuerzo de muchos de hacer ese sueño realidad. Maravilloso.

Gracias otra vez por tu trabajo, y no pierdas la fuerza de seguir publicando.

Un abrazo a la distancia,

Emilio

 
At 21/10/13, 13:14, Blogger Mila said...

Hola, Emilio :)

La verdad es que la gente que sigue una serie y mantiene contacto aunque sea a través de foros, blogs, y redes sociales acaba teniendo la impresión de que aquellos con quienes "habla" son sus amigos. Para empezar, tiene algo que ayuda a que surja una amistad, y es la preferencia por la lectura, por un género de lectura y por un autor. De modo que que sí, que es normal que tengas por amigas a las personas con las que intercambias comentarios e ideas.

¿Que si recuerdo la pérdida de los datos del blog? Claro que sí. Menudo susto me llevé. Hubo unos instantes en los que me quedé bloqueada, como flotando en el vacío, sólo que sin alcanzar esa sensación de seguridad y sosiego que les llega a los personajes de La Rueda, sino todo lo contrario. Fueron unos segundos eternos. Otra jugarreta del tiempo :DD

También recuerdo lo de la traducción de Graceling y de los otros libros que han pasado por mis manos entremedias de los de La Rueda o de los de Dragonlance. O aquellos que eran tremendos aunque no eran de fantasía, sino novelas bélicas. O aquel otro que era una mezcla de fantasía y ficción al transcurrir la historia por parajes reales de este mundo nuestro.

También me acuerdo de todos los demás que traduje antes de abrir este blog, porque cada uno era algo nuevo, aunque continuara una historia. Cada uno tenía su "personalidad". En fin que tengo muchos, muchos "hijos". :))

Pero es cierto que entre esos hijos los hay preferidos, y los de La Rueda se cuenta, y mucho, entre ellos. Quizá tenga mucho que ver su autor. Jordan me pareció un hombre muy especial desde el principio, y lo ocurrido después ha fortalecido esa idea.

Gracias a ti por los elogios. Mentiría si dijera que no me gusta leer que apreciáis mi trabajo o lo que ha aparecido en Flandes, pero por suerte esta comunicación es online. Se me suben los colores a la cara, en serio.

Un abrazo, Emilio

 

Publicar un comentario

<< Home

Powered by Blogger