martes, 11 de febrero de 2014

Retrospectiva de LRdT (6) – B Sanderson

Por fin os traigo la sexta entrega de la retrospectiva de Brandon. También se centra en Torres de Medianoche, aunque en esta ocasión habla de las cosas que aprendió mientras escribía este libro. Una vez más, Brandon avisa que hay spoilers de toda la serie. De modo que… Aunque imagino que ya lo sabéis a estas alturas, por repetir que no quede: los que no hayáis acabado los libros, no leáis ninguno de los artículos encuadrados en el tema de la retrospectiva si no queréis llevaros una sorpresa por adelantado.

Retrospectiva – La Rueda del Tiempo: Torres de Medianoche: Lo que aprendí.

24 de octubre 2013

Podéis ver una explicación de mi retrospectiva de La Rueda del Tiempo en el enlace a las entradas previas sobre este tema. Aquí tenéis la sexta entrada. Antes de empezar, he de mencionar que en ésta hay spoilers de toda la serie, incluido el final. Si no habéis terminado, será mejor que lo hagáis antes de leer este artículo.

Torres de Medianoche: ¿Qué aprendí?

Apuntar alto

Nunca he sido de los que eluden un reto. No obstante, tras el intento fallido de El camino de los reyes en el 2002, contemplaba con recelo abordar narrativas complejas con muchos puntos de vista. Torres de Medianoche resultó ser el libro a mayor escala que jamás había intentado hacer, con la mayor complejidad de puntos de vista, el mayor número de escenas relevantes y diferentes que compaginar, y los modos más ambiciosos de narrativa. Creo que el viaje de Aviendha a través de las columnas de cristal fue lo más audaz que presenté al Equipo Jordan, y también una de las cosas sobre las que se mostraron más escépticos. El equilibro de Perrin entre acción e inactividad corría el riesgo de que el personaje cayera en la pasividad.

Por entonces, mientras trabajaba también en Torres de Medianoche, estaba escribiendo la nueva versión de El camino de los reyes. Dudo que vuelva a estar nunca tan atareado como lo estuve a lo largo de aquellos dos años, abordando al mismo tiempo los dos libros más extensos de mi carrera. No obstante, durante ese tiempo entré en una fase de mi estilo de escribir en la que algo hizo “click” y encajó, algo relacionado con la siguiente etapa de mi carrera como escritor. Siempre había querido dominar la épica compleja; mis relatos favoritos de toda la vida se ajustaban a ese modelo. Sin embargo, antes de esto yo había hecho pocas novelas posteriores a una trama principal, y Torres de Medianoche fue la continuación más complicada que seguramente haré jamás.

Aprendí muchísimo sobre mí mismo durante dicho periodo, y los resultados se reflejan en las páginas de esos dos libros, Torres de Medianoche y El camino de los reyes.

Profundidad del punto de vista

Trabajar en Mat hizo que cayera por la proverbial boca de la madriguera del conejo* mientras estudiaba —literalmente— cómo un maestro abordaba la utilización del limitado punto de vista en tercera persona. Siempre he respetado la capacidad de Robert Jordan para imprimir carácter al relato a través del punto de vista. (Con esto me refiero a su habilidad para mostrar cómo piensa y siente un personaje por la forma en que describe el mundo mientras el lector lo ve a través de sus ojos.) Mat cambió mi perspectiva de cómo escribir narrativa y cómo hacer que los personajes estén vivos más allá de las palabras escritas sobre ellos.

*(Supongo que se referirá a lo que le ocurre a Alicia en el país de las maravillas, jejeje… Gracias, segundo.)

Cuando me preguntan cuál es, en mi opinión, el mayor talento de Robert Jordan, no respondo que sea saber crear un mundo o manejar con destreza una narrativa compleja, si bien ésas son dos áreas en las que sobresale. No. Lo que contesto, de lo que hablo, es sobre los puntos de vista de los personajes. Si hay algo que yo querría aprender de Robert Jordan es cómo conseguir esto, cómo hacer que el lector perciba la cultura, la historia y el temperamento de un personaje, así como su estado emocional en ese momento, por la forma en que describe las cosas corrientes del mundo que lo rodea.

Me parece que he mejorado en eso. Pero es una de las cosas que creo que voy a tener que trabajar a lo largo de toda mi carrera.

Sutileza acrecentada

Me gustan las novelas en las que hay muchos hilos diferentes, algunos ocultos, que se entrelazan hacia una conclusión sorprendente. Éste es un componente en el que, en su mayor parte, he hecho un buen trabajo en el pasado. El hecho de trabajar en La Rueda del Tiempo, no obstante, hizo que pudiera percibir el toque de Robert Jordan bajo nuevos enfoques, y ver cuán delicado podía ser con algunos de sus argumentos y caracterizaciones. Me preocupa que a veces resulte machacón en exceso respecto a los objetivos, el contexto y las motivaciones de un personaje. Se debe a que creo que un personaje con motivaciones bien definidas es uno de los sellos de un relato escrito con firmeza.

Sin embargo, creo que tengo que aprender a ser más sutil, y La Rueda del Tiempo me ha enseñado muchísimo al respecto. La delicadeza de Robert Jordan a la hora de abordar la relación entre Thom y Moraine es un buen ejemplo. Con todo, otros personajes también destacan; Pevara es uno de esos ejemplos. Los indicios sutiles respecto a que algunas de las Asentadas elegidas eran demasiado jóvenes es otro ejemplo de su sutileza. No es algo importante en el gran esquema del conjunto. No obstante, los pequeños detalles como ése son los que hacen que un mundo esté vivo más allá del papel. Es algo que creo que he aprendido gracias a este proyecto, lo que no implica necesariamente que sepa cómo conseguirlo (veremos si puedo), sino cómo identificarlo e incorporarlo.

Torres de Medianoche: ¿Qué hice mal?

Soy el culpable de muchos errores pequeños, aunque no hay tiempo para hablar de la mayoría de ellos. Sin embargo, el fallo más grande en mi redacción de Torres de Medianoche ha de ser la cronología.

Todos mis libros* han sido básicamente cronológicos. En Elantris había una narrativa fuera de lo común con grupos de tres capítulos que ocurrían al mismo tiempo, pero la mayoría de mis otras obras tenían una progresión regular sin apenas saltos atrás y adelante en la línea temporal para diferentes personajes.

*(Se refiere a los escritos por él como único autor.)

La Rueda del Tiempo, empero, sí da un montón de saltos de aquí para allá, sólo que uno no lo nota porque Robert Jordan manejaba muy bien los hilos temporales. El hilo de Mat podía progresar a cierto ritmo, y cuando el lector saltaba a Perrin lo hacía hacia atrás o hacia delante en el tiempo. Quienes deseaban buscar pistas, podían descubrir y desarrollar un hilo temporal utilizando las fases de la luna u otro tipo de indicios. Pero quienes no querían fijarse en eso nunca encontraron incongruencias perceptibles que los desorientaran.

Cuando dividimos el libro en tres partes, algunas cosas de los hilos temporales quedaron demasiado descolocadas, carentes de sincronización. Al final de Cuchillo de sueños, los puntos de vista se encontraban en cierto modo faltos de sincronización, como solía hacer a menudo Robert Jordan. Yo no tenía la menor experiencia en manejar algo así, y en Torres de Medianoche metí la pata. No es que el hilo temporal esté embarullado; de hecho, está bastante bien teniendo en cuenta todas las cosas. Sin embargo, nos cuesta trabajo captarlo. Debido a que los personajes interactúan entre hilos temporales, da la sensación de estar en dos sitios a la vez (Tam, por ejemplo), aunque todo funcionó en cuanto a la narrativa.

Lo cual condujo a crear momentos confusos para los lectores. El señor Jordan hacía cosas así sin ocasionar distracciones; tampoco supe manejar bien esto y, debido a ello, creo que el libro sufrió las consecuencias. Espero haber mejorado, pero para mí fue esclarecedor cuando salió Torres de Medianoche y la gente mencionó que estaba hecha un lío. Ni siquiera vi el posible problema hasta que el libro se publicó.

(Continuará.)

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4 Comments:

At 12/2/14, 12:58, Anonymous Ino said...

Como siempre, gracias por la traducción, ¡capi! Me hubiera gustado que dedicara más tiempo a la sutileza y a los PdV... pero, ¿qué le vamos a hacer?

¡Un abrazo!

 
At 12/2/14, 13:16, Blogger Mila said...

Hola, segundo ;)

Tan liado como siempre, imagino, así que gracias por entrar a comentar.

A mí lo que me habría gustado es que se extendiera un poco más en el tema del hilo temporal. Yo nunca había notado "saltos" temporales en los libros previos a estos tres últimos, en especial Torres. Y la verdad es que no recuerdo que, al menos en webs en español se comentara antes lo que se ha comentado ahora, sobre todo con Torres, aunque supongo que es en ése donde más se notan saltos porque se tiene el anterior, La tormenta, para contrastar lo que hacía uno u otro personaje en tal o cual momento de la trama.

En fin, no sé. Imagino que es bastante complicado, pero como bien dice Brandon, RJ nos tenía acostumbrados a esa sutileza suya tan bien llevaba que a menos que buscaras a propósito no te dabas cuenta.

Un saludo y cuídate, segundo.

 
At 12/2/14, 13:43, Anonymous Ino said...

Es cierto. En Torres se notan esos saltos, saltos que te hacen volver a leer las últimas dos o tres páginas no sea que te hayas despistado pensando en otras cosas en lugar de haber estado pendiente de la lectura....

Pero bueno, como dice Brandon eso es un fallo de "posicionamiento" de la escena en cuestión. Ya no entramos a valorar a quién sería achacable. Demasiados filtros como para depurar responsabilidades en una sola persona, a mi parecer.

Para todos aquellos lectores con curiosidad de conocer y ver cómo se mueven los hilos detrás de bastidores a nivel de creación de la personalidad, etc y profundizar en estos aspectos... Simplemente, es un placer poder leer este tipo de entradas. De ahí que me hubiera gustado que se hubiera animado a escribir más al respecto.

 
At 12/2/14, 14:16, Blogger Mila said...

Ay, segundo, qué acertado en varias cosas de ese comentario.

En especial (por lo que me toca a mí a veces) lo de depurar responsabilidades con todos los filtros por los que pasan los libros. Ya te digo. (aplauso)

:)))

 

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