
Llegó la época estival y el momento de disfrutar (quien pueda) de un merecido descanso.
Quería desearos desde aquí, este Flandes tan particular, que los cursos hayan salido todo lo bien que podría esperarse y que así no estéis agobiados los meses de verano con los exámenes de setiembre para que os relajéis y renovéis energías. Cuelgo un par fotografías con ejemplos de lugares de montaña y de mar en los que disfrutar este tiempo de ocio. Me habría gustado poner más instantáneas de los lugares tan maravillosos que he visitado por toda la península y también por las islas, pero me temo que Blogger me expulsaría por cargarlo de imágenes. Así que he elegido estas dos porque en cada uno de esos sitios descubrí algo muy especial.
En este lugar de montaña atrapé el sonido del silencio. Lo he visitado ya en dos ocasiones porque me impresionó profundamente su orografía y el pueblito que se arrebuja en una de las laderas. Se llama Peñalba de Santiago y tiene una iglesia mozárabe que te enamora. El lugar se llama Valle del Silencio y no se le habría podido dar un nombre más acertado. La fotografía la he "tomado prestada", como dice Tas, de la página de la Junta de Castilla y León.

El otro lugar está en Almería, una playa que se llama "Las Negras". Allí, en una noche mágica en la que ninguna luz artificial empañaba el cielo, contemplé el increíble espectáculo del "estallido" de cuerpos celestes que plagaban el firmamento en una plétora de puntos titilantes que no dejaba espacio a la casi negrura que normalmente vemos. Jamás lo habría imaginado. Fue como una revelación.
Hay cosas maravillosas por todo el mundo y he tenido la gran suerte de haber visitado muchas, pero quiero limitarme a lo que tenemos cerca, aquí al lado, tan a mano que por eso parece que nos impresiona menos.

Ya que otra de mis aficiones es visitar monumentos, también he tenido que elegir una construcción entre las tantas que me han llegado al corazón por un motivo u otro. Y por los ejemplos veréis que no lo han hecho por su... Digamos grandiosidad en cuanto a construcción, sino por su carga artística o mágica. Esta vez le ha tocado a la ermita de San Bartolomé, del siglo XII y que dicen que perteneció a los templarios. Se levanta en el parque del Cañón del Río Lobos, en un paraje que siempre me ha parecido mágico. Enfrente de la ermita, al otro lado del río, existe una cueva de la que me gusta pensar que conoce muchísimas historias de siglos y siglos atrás. He ido varias veces y una de ellas tuve la fortuna de que era primavera, no era festivo y apenas había gente. Y la que había, era silenciosa. Un recuerdo para atesorar. Soria tiene maravillas. Como tantas otras tierras de esta península nuestra.

Como por ejemplo Navarra y esta preciosidad que es la ermita de Eunate, que creo que significa "las cien puertas" en euskera. Con tanta carga mágica en un monumento tan (en apariencia) sencillo.

O las pinturas de las bóvedas en el Panteón de los Reyes de la Colegiata de San Isidoro, en León, en un estado de conservación que casi parece milagroso y que con toda justicia se las ha dado en llamar la "Capilla Sixtina" del Románico y de las que esta fotografía sólo es una pequeña muestra.
Esto... ¿Se nota mucho el tipo de arte que me gusta? Jajaja.
Para acabar, amigos, ya que no todo es alimentar el espíritu con paisajes de montañas majestuosas o playas con encanto o joyas de arte que consiguen que me reconcilie con el género humano, cuelgo la última imagen de esta entrada para recordaros que vuelve a visitarnos un viejo amigo (y sus compañeros) de otras dos películas:

¡¡¡Síiiii!!! Es el único, el incomparable, el gran -y universalmente conocido- pedorro: SHREK.
Aún no he tenido ocasión de ir a verla, pero no tardaré. El alma (y el cuerpo) también necesitan, y mucho, de unas sanísimas carcajadas.
De libros, ya sabéis, he hablado de ellos en mis entradas anteriores. Me refiero a lo relacionado con mi trabajo. De lectura, últimamente ando mal por falta de tiempo, pero he leído el último de Reverte (me gusta lo que cuenta y cómo lo cuenta) y alguno que otro de los que os veo comentar en vuestras páginas. Ahora tengo entre manos un regalo, La Catedral del Mar. Y muchos, muchos libros esperando a que encuentre el momento de leerlos.
Lo malo es, como ya he dicho, que también tengo entre manos una traducción compleja que me absorbe muchísimo tiempo. Un reto. Cuando pueda comentaros algo sobre ese libro, lo haré. Es de un tema sobre el que se está publicando mucho últimamente, sólo que visto y relatado desde un personaje sin relevancia en esa época, y con un estilo que se sale por completo del marco en el que se desarrolla la novela.
En fin, que de nuevo os deseo un estupendo verano con diversión, lectura, amigos y descanso.
Un saludo a todos
Etiquetas: Vacaciones Navidades y ocio