domingo, 5 de abril de 2009

AMoL - Tercera parte - Artículo de Brandon Sanderson

Por último, aquí tenéis la traducción del artículo que Brandon Sanderson colgó en su página el mismo día que Tor hizo el comunicado de la división de A Memory of Light, aunque al pie del artículo sólo pone: Marzo 2009. Imagino que llevaría tiempo preparándolo, sobre todo si se considera lo largo que es; y si se tiene en cuenta que la “Entrevista a Harriet” en Dragonmount salió en la misma fecha. En una brevísima nota del blog del día 30 de marzo, facilitaba un enlace al artículo y explicaba la razón de no ponerlo en el blog. Esta nota la traduciré en primer lugar y a continuación seguiré con el artículo en sí. Como en los dos casos anteriores, copiaré de nuevo el enlace a dicho artículo al final de la traducción.

Asimismo, a continuación del artículo principal, he añadido la traducción de dos comentarios cortos relativos a este asunto, y que Brandon incluyó posteriormente, junto a actualizaciones de otros libros. También pondré los enlaces al pie de la entrada.

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30.03.09

A estas horas, muchos de vosotros ya os habréis enterado de que Tor ha hecho un comunicado oficial para anunciar la división de AMoL.

Bien, tengo algo que escribí relacionado con este hecho. Lo he colgado en un artículo aparte, en mi página, para que aquellos de vosotros que seguís el blog vía RSS o LJ no tengáis que véroslas con un texto de ocho páginas si no os apetece. Es largo, pero en su mayor parte trata de lo que explico sobre el proceso de escribir este libro a lo largo de los pasados dieciséis meses. Creo que los lectores de La Rueda del Tiempo encontrarán muy interesante su lectura.

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AMoL se divide


Bien, pues, ahora que se ha hecho público el comunicado de prensa, hablemos de algunas cosas. Me gusta ser muy claro con mis lectores siempre que sea posible, y creo que ha llegado el momento de que sepáis con más detalle lo que ha ocurrido a lo largo de este año.

Coged una silla y preparaos un cacao caliente, porque esto nos va a tener ocupados un buen rato. Soy escritor de fantasía, y los autores dedicados a ese género tenemos ciertos problemas con el concepto “brevedad”.

A fin de explicaros lo que pasó para que este libro se haya tenido que dividir, quiero conduciros a través de ciertos hechos ocurridos en los últimos dieciséis meses. De ese modo, comprenderéis qué nos llevó a tomar las decisiones que se han tomado. Es posible que sigáis estando en contra de tales decisiones (muchos no estaréis de acuerdo), pero al menos comprenderéis lo que hay de razonable en ellas.

Sin embargo, antes de empezar permitidme que os diga que sólo vi una parte del conjunto de lo que pasaba. Como ya he comentado con anterioridad, Harriet y Tom son los que toman decisiones en cuanto se refiere a asuntos de publicación. Deferí en ellos. No es que se hiciera caso omiso de mi participación, ni mucho menos, pero a menudo estaba tan centrado en el libro que casi no tenía tiempo -y apenas fuerzas- para, como mucho, decir: “Harriet, confío en sus decisiones. Haga lo que crea que es mejor.” En consecuencia, algunas cosas que comentaré ahora es posible que estén tergiversadas al enfocarlas bajo mi punto de vista. No tengo todos los componentes de la historia, pero sí una gran parte.

Volvamos a noviembre de 2007. Fue el mes en que supe con certeza que sería yo quien terminaría La Rueda del Tiempo. Estaba excitado, nervioso e intimidado por igual, pero el artículo de hoy no trata de ese aspecto de la experiencia. Quizá más adelante se me presenten otras oportunidades para escribir de nuevo sobre ello.

Sostuvimos la primera conversación larga a finales de noviembre, principios de diciembre, durante las negociaciones contractuales para AMoL. Hablo de “negociaciones” aunque en realidad todo se redujo a que los agentes de Harriet plantearon: “Ésta es nuestra oferta.” Y yo le dije a mi agente: “Suena bien. Di que sí.” No estaba dispuesto a que se me escapara la oportunidad de trabajar en este libro.

El contrato estipulaba que tenía que entregar un manuscrito que (incluidas las secciones escritas por el señor Jordan) debía tener 200.000 palabras como mínimo. Esta cláusula relativa a la extensión de una obra no es infrecuente en los contratos y su propósito es evitar que el autor o la editorial se lleven una sorpresa en cuanto a las expectativas del otro. Por lo general es una estimación aproximada, muy flexible. Por entonces yo no había visto todavía nada del material de AMoL, por lo que, en cierto modo, firmé a ciegas y acepté producir algo de ”al menos 200.000 palabras” de extensión.

No estoy seguro de qué extensión esperaba Harriet en aquel momento; todavía luchaba por sobrellevar la muerte del señor Jordan y estaba volcada en encontrar un escritor que completara AMoL a fin de descansar más tranquila sabiendo que ya se trabajaba en ese proyecto. Recordad que esto sucedía a los pocos meses de que el señor Jordan falleciera. Para ser sincero, no creo que Harriet pensara en extensión ni en cualquier otra cosa que no fuera tener la certeza de que el libro estaba en manos de alguien adecuado. Una vez que me entregó el material recopilado, dejó que fuera yo quien decidiera el procedimiento a seguir.

Alrededor de enero o febrero escribí en el blog que mi objetivo eran 200.000 palabras mínimo. Eso sorprendió a mucha gente, ya que constar de 200 mil palabras no sólo convertiría AMoL en el libro más corto de La Rueda del Tiempo, a excepción de la novela-preludio (Nueva primavera), sino que la extensión era demasiado reducida para que en el libro se cerrara el enorme número de cabos sueltos que quedaban. En aquel momento no estaba centrado en ese punto; me limitaba a pensar en una extensión mínima. Por entonces, creo que confiaba en que sería capaz de acabar el libro con unas 250 mil palabras. Fue una ingenuidad por mi parte, pero os digo con toda sinceridad que no quería que esto se alargara años y años; quería entregar a los lectores lo antes posible el libro que llevaban años esperando.

Fue entonces cuando me puse a releer la serie, y lo hice teniendo a mano las anotaciones y el material que dejó el señor Jordan para el último libro y al tiempo tomaba mis propias notas sobre las líneas de la trama que tenían que cerrarse, o qué puntos de vista debían resolverse. La nueva lectura de los libros me tuvo ocupado hasta marzo 2008. A medida que avanzaba en el repaso de la serie, capté lo intimidante de la naturaleza de este libro; lo mucho que había pendiente de hacer; las numerosas líneas de la trama que había que reunir… El PESO de todo aquello era enorme.

Abril 2008. Tuve que tomar una decisión. Comprendí que sería imposible acabar el libro con 200 mil palabras. En mi blog hice los primeros comentarios de que por lo menos llegaríamos a las 400 mil, pero incluso doblar la cifra parecía una ampliación corta. Examiné los esquemas preliminares, tanto los del señor Jordan como los míos. Me quedé mirándolos largo rato mientras pensaba en el libro. Fue entonces cuando llegó el momento de tomar la primera decisión. ¿Qué debía hacer? ¿Apelotonarlo todo en 400 mil palabras o dejar que germinara y se desarrollara?

Para meter todo en un libro tendría que llevar la historia precipitadamente, de un punto culminante a otro y a otro y a otro... siempre de forma atropellada. Tendría que pasar por alto un montón de personajes secundarios, e incluso algunos aspectos de personajes principales. No encontraba cómo justificar algo así. No le haría justicia a la historia. Me encogía sólo de pensar lo que tendría que cortar o pasar por alto.

Quizá me equivoqué. Quizá los lectores habrían preferido tener un único libro condensado, con tal de saber lo que pasa al final. Pero no me sentí capaz de hacer eso. La Rueda del Tiempo merece un trato mejor.

No fue una decisión fácil de tomar. Sabía que encolerizaría a algunos lectores. Sabía que se tardaría mucho tiempo y que yo acabaría dedicando a La Rueda del Tiempo mucho más tiempo de mi vida (y de la vida de mi familia) de lo que había imaginado al principio. En el mejor de los casos, el planteamiento era escribir un libro tres o cuatro veces más extenso de lo que se decía en el contrato. Sin contar con que también multiplicaría por cuatro un trabajo por el que cobraría lo mismo.

Lo que ocurre es que, para mí, hacer este trabajo nunca ha sido por el pago. Se me puso al frente de este proyecto. Quería hacer lo que pensaba que habría hecho el señor Jordan. Lo consideraba -y lo considero- una deuda con él por todo lo que el señor Jordan había hecho por esta serie. Les había prometido a los lectores un libro muy, muy grande, y no por el mero hecho de que fuera grande, sino porque quedaba mucho pendiente, muchos cabos que atar. Decidí que haría lo que quiera que exigiera la historia, fuera cual fuera el número de palabras que requiriera, y por mucho que hacerlo así enfadara a la gente. No iba a inflar el libro de forma artificial, pero sí trataría a los personajes, incluso a los secundarios, con cuidado y consideración.

Ese mes viajé en avión a Charleston y esbocé los esquemas de lo que pensaba respecto a diferentes personajes. El equipo de Charleston mostró un entusiasmo cauto; no sé si se dieron cuenta de la enormidad de trabajo que requeriría esto. No sé si les mencioné siquiera el número de palabras que empezaba a sospechar que tendría. Llegados a ese punto, Harriet dejó que yo tomara la iniciativa en lo que se refería al borrador de la novela. Es editora de texto, y trabaja como ella sabe cuando le paso material; entonces es cuando pone en marcha su magia para convertir algo bueno en excelente. Esto significaba que dependía de mí presentarle el material en borrador como creyera más conveniente, y luego sería ella la que me diría si iba por buen camino o tenía que intentarlo de nuevo.

Para entonces ya había puesto en mi página la barra de avance con 400 mil palabras. Me puse a escribir realmente en serio y también empecé a advertir a la gente que era probable que el libro se alargara más —quizá mucho más— de lo que había sido mi primera estimación. Poco después, hablé ya de 750 mil palabras.

A esas alturas ya había advertido a Tom y a Harriet que preveía que iba a ser muy, muy largo, pero a Tom no le había mencionado la cifra de 700-800 mil; y es que, cuando le mencioné las 400 mil en cierta ocasión, se mostró receloso. Me explicó que imprimir 400 mil palabras en un tipo de letra lo bastante grande para leer bien era una tarea irrealizable en el mercado editorial a día de hoy, que las cosas habían cambiado desde los noventa y que los libreros se sienten cada vez más frustrados con el género de fantasía porque suele ocupar un montón de espacio en las estanterías con muy pocos libros. Que hay una presión constante desde las grandes superficies comerciales y librerías para que las novelas sean más cortas y más pequeñas. Cuando acabé el segundo volumen de Nacidos de la bruma (ya revisado y pulido) con 250 mil palabras, al departamento de marketing casi le da un ataque y protestó argumentando que el coste de la impresión sería mayor que los beneficios que generaría. Aun así, Tom aprobó la publicación del libro tal como estaba. (Por suerte, conseguimos meterlo en un número suficiente de páginas y vender suficientes ejemplares para que resultara rentable.)

En resumen, Tom me dio a entender que 400 mil excedían el máximo que él veía factible para no cortar el libro. Cualquier cifra entre 300-350 mil palabras sería aceptable para sacarlo en un volumen; lo que superara las 350 mil, tendría que dividirse. (Éstas son deducciones que saqué yo de lo que Tom me dijo; él no mencionó esas cifras exactas, y sé que probablemente hubiera un margen de flexibilidad.) Sea como sea, Tom —al igual que Harriet— quería esperar y ver antes lo que yo era capaz de crear. En aquel momento todavía era demasiado pronto para empezar a hablar de dividir el libro; no había escrito apenas nada de la novela.

Me pasé todo el verano escribiendo, y el siguiente momento de interés se presentó con la WorldCon. Tom y yo estábamos en un panel para hablar de AMoL. Comenté que (en aquel momento) tenía unas 250 mil palabras escritas y Tom dijo algo así como: “¡Ah, entonces, casi has acabado ya!” Creo que por el gesto se notó mi desazón, pero contesté: “De hecho, creo que sólo tengo un tercio, Tom.” Él pestañeó, conmocionado, y después se echó a reír a carcajada limpia. “¡Se vuelve a repetir! —exclamó—. Jim me vendió un libro que, a saber cómo, acabaron siendo tres, y ahora se repite la historia!”

Bueno, ése fue el primer indicio que tuve de que podrían ser tres volúmenes en vez de dos. Empecé a ejercer cierta presión en Harriet, sutilmente, con comentarios como que algunos libros anteriores de La Rueda del Tiempo habían llegado a las 380 mil palabras y que quizás ésa sería una extensión buena para cada una de las dos partes de AMoL, si por fin había que dividirlo. También comenté que sería muy acertado conseguir que los volúmenes se publicaran en un intervalo corto si por fin había que partir el libro.

No caí en lo extenuante que sería el proceso. Hay un tope máximo de palabras que una persona puede escribir en un año. Antes de empezar con AMoL, mi media por año rondaba las 300 mil palabras. En fantasía épica, 200 mil; y entre 50 y 100 mil para otros proyectos. Durante 2008 escribí más de 400 mil, un tercio más de mi media habitual, y eso, además, teniendo en cuenta que tres meses los dediqué a releer y a tomar notas de la serie La Rueda del Tiempo. (Sí, sí, claro que era más fácil debido al material que el señor Jordan había dejado. No obstante, la contrapartida estaba en la necesidad de convertirse en un experto en miles de personajes, lugares, temas y elementos de estructuración del mundo de La Rueda. En definitiva, que incluso con los esquemas, las notas y el material escrito que dejó el señor Jordan, diría que estas 400 mil palabras son las más difíciles que he escrito en toda mi vida.)

En diciembre, tras la gira para presentar mi libro, me empleé a fondo para tener escritas las 400 mil palabras. Todavía albergaba esa esperanza ilusoria de que, de algún modo, sería capaz de dedicar enero, febrero y marzo a escribir aún con más ahínco que antes y, fuera como fuera, llegar a las 750 mil palabras para la fecha tope de marzo que Tom había dicho que sería lo más tarde que podría meter un libro en producción y poder tenerlo para las vacaciones.

En enero Tom llamó a Harriet y los dos estuvieron hablando. Para entonces yo había alcanzado mi objetivo de 400 mil y sabía que sólo estaba a mitad de camino. (Si es que llegaba a tanto.) Una parte muy pequeña de esas 400 mil palabras estaba revisada o redactada. De la charla entre Tom y Harriet salieron varias conclusiones. Uno de los puntos más predominantes era éste: habían pasados cuatro años desde que se entregó a los seguidores Cuchillo de sueños, y Tom creía que ERA PRECISO proporcionarles un libro en 2009, que no podían esperar hasta que yo terminara todo el libro para publicar algo.

Harriet me llamó y finalmente estuve de acuerdo en que debía dejar de escribir material nuevo, que había llegado el momento de empezar las revisiones. Y así fue, esencialmente, la decisión de dividir el libro. Por mi parte, no estaba seguro de que pudiéramos imprimir, sin más, las 400 mil palabras que había escrito. Había escenas por todas partes, y si se imprimía esa porción tal cual, se cortaría por la mitad la curva de varias tramas. No tendría gracia leer el libro así. Además, se tarda demasiado tiempo en editar 400 mil palabras para que estuviera preparado para abril.

Ésta fue la segunda decisión importante. Puede que vosotros hubieses tomado otra distinta, pero permitidme que haga un esquema de las opciones como yo las veo. Imaginaos que sois Tom Doherty o Harriet en enero 2008 y habláis sobre cómo publicar el libro:

1) Podéis decidir no imprimir nada hasta que toda la novela esté acabada. Eso significa dejar que Brandon escriba hasta el final y después revisar todo de una sola vez, seguido de la impresión del libro (ya sea como un único volumen gigantesco o dividido en varias partes que saldrán en una rápida sucesión). En el verano y el otoño pasados eso era lo que yo esperaba que pudiéramos hacer.

Si tomáis esta decisión, los lectores no tendrán un libro en 2009, ni sabéis con seguridad cuándo dispondrán de uno. Brandon ha empleado un año en escribir 400 mil palabras y cree que ha llegado más o menos a la mitad del libro.

En consecuencia, si elegís esta opción, pongamos que Brandon escribe a lo largo de todo 2009 y os entrega un primer borrador de un libro de 800 mil palabras en 2010. En editar y revisar esas 800 mil palabras se tardaría alrededor de otros ocho meses (mínimo). La previsión que tendríais para publicar el libro sería en algún momento del verano de 2011; tal vez un primer volumen en junio y otro, en agosto.

2) Podéis publicar las 400 mil palabras tal como están en este momento. Si lo hacéis así, los lectores no tendrán libro en 2009. En revisar las 400 mil palabras se tardaría aproximadamente cuatro meses (eso, haciendo las cosas a todo correr), y tendríais que meter la novela en producción con una fecha de salida en enero o febrero 2010. Pero dejaríais a los lectores con una historia cortada literalmente por la mitad en varias líneas de la trama y que no habría resuelto nada.

Con este planteamiento, Brandon escribe durante todo el año 2009, entrega la segunda mitad alrededor de abril o mayo de 2010. Se tarda aproximadamente cuatro meses en editar y revisar esa parte, y ya tendréis como fecha prevista para la publicación de la segunda mitad el verano de 2011. Tal vez, en primavera de 2011. (De esta forma, podéis entregar la totalidad del libro a los lectores en un plazo algo más corto que con la otra opción porque os habéis permitido el lujo de meter en producción la primera mitad mientras que Brandon escribe la segunda parte.)

No obstante, con este planteamiento, acabáis publicando dos libros mal divididos, y las librerías están furiosas con vosotros a cuenta del tamaño de los volúmenes. (Qué puede traducirse en que las librerías pidan menos ejemplares y los lectores se enfaden porque no encuentran la novela con la facilidad que esperan; esto es lo que ocurrió con el segundo volumen de Nacidos de la bruma, por cierto.) Aparte de eso, pierdes la oportunidad de sacar un libro en época vacacional y, en cambio, lo sacas en esos meses de poco movimiento como son los de principios de 2010.

3) Podéis hacer lo que Tom hizo: vas a ver a Brandon (o, en este caso, vas a ver a Harriet, que hablará con Brandon) y le dices: “Tenéis 400 mil palabras. ¿Hay un punto de división en alguna parte por donde se puede dividir el libro y darnos una novela con un punto culminante y una curva de la trama que no esté forzada?”

Me pasé varios días de enero mirando el material y al final les presenté una propuesta a Tom y a Harriet. Tenía lo que creía que sería el mejor libro posible, dividido de cierta forma, y que llegaba a las 275 mil palabras. Contenía varias curvas de la trama de personajes principales, relataba una historia muy buena, y cerraba varios hilos importantes de la trama. Creía que podía resultar un libro excelente.

Eso era un poco más largo de lo que querían. Habían pensado que encontraría un punto de división en la cifra de 225 mil palabras. Pero a mí no me convencía ningún corte antes de esas 275 mil. De hecho, más adelante tomé ese libro de 275.000 palabras de extensión y agregué otras 25 mil en escenas (una de ellas ya había planeado escribirla, de todos modos, sólo que llegué a la conclusión de que iría mejor en esta parte) con el propósito de conseguir una novela lo más redonda posible. Ahora mismo el libro tiene unas 301.000 palabras, aunque esa cifra fluctúa a medida que rebajo exceso de lenguaje aquí y allí. Imagino que el producto final tendrá alrededor de 300.000 palabras.

Supongamos ahora que tomáis esta decisión, como hizo Tom. Ésta es la ÚNICA que os permite mantener la promesa hecha a los lectores de La Rueda del Tiempo de publicar un libro en 2009. (No obstante, todavía queda mucho trabajo para tenerlo listo. He dedicado entre 14 y 16 horas diarias, seis días a la semana, durante los últimos tres meses.) Con este planteamiento, vais a ofrecerles un libro consistente, en lugar de uno deslavazado.

Pero también estáis dividiendo un libro que Robert Jordan tenía intención de que fuera un volumen. (Tom y Harriet han dicho que no creen que lo hubiera conseguido o que lo hubiera hecho, de tener esa opción.) Un problema mayor es que vais a publicar un libro sin saber cuándo se podrá publicar la siguiente parte. No sabéis bien qué contestar a la gente cuando pregunta qué plazo habrá entre los libros; depende de lo grande que sea la siguiente parte y de cuándo puede terminarla Brandon. (Además, Brandon no deja de aumentar la estimación de la cifra final, que —ahora que he añadido algo de material a este libro— apunta a que el producto final podría llegar fácilmente a las 800 mil palabras.)

Así pues ¿qué intervalo habrá? Bueno, la pura verdad es que no lo sé. Tom les ha dicho a otros editores y a minoristas que prever entregas para noviembre 2009, 2010, 2011 puede considerarse un cálculo poco arriesgado. Pero que sólo se trata de un cálculo aproximado que peca de prudente. Yo estoy bastante seguro de que el libro se dividirá en tres partes por el punto de la trama que he elegido para partirlo. Habrá otro muy bueno para la segunda división alrededor de las 600 mil palabras.

Si ya tuviera escritas las siguientes 300 mil, tardaría cuatro meses en revisar esa parte, como poco. Creo que la siguiente parte necesitará mucha más revisión que ésta primera. En parte porque corté con la sierra de arco el tocho de 450 mil palabras y retiré 275 mil. Lo que quedó está desigual y hace falta trabajarlo mucho para pulirlo. Calculo que como poco harán falta cinco meses para las revisiones. Así pues, si estuviera hecho todo, tendríamos el segundo libro para entregar a los cinco meses del primero.

Pero es que no está hecho todo. Está más o menos por la mitad. Aún me queda mucho que escribir, de cuatro a seis meses de trabajo, calculo. Según estas estimaciones, tendremos otro libro listo para imprimirse en febrero del año que viene. Eso significa que saldrá en otoño de 2010. Y si las cosas continúan como han ido hasta ahora, el tercer libro (del que no hay escrito nada en este momento) se publicaría en verano de 2011, como muy pronto.

Y supongo que eso es lo que intento demostraros con todo este artículo: Como quiera que se divida, se corte o se escinda, la última parte no saldrá hasta 2011. ¿Por qué? Volvemos a la primera decisión que tomé: escribir el libro tan extenso como creía que tenía que ser. Por lo cual, no es el editor codicioso que te engaña quien impide que leas enseguida el final. No es culpa de que la producción no haga deprisa las cosas. El culpable soy yo.

Estoy escribiendo un libro largo. MUY largo. La mayoría de los libros de casi todos los géneros tienen alrededor de 100 mil palabras, y mi objetivo es ocho veces esa cifra. Además, una persona sólo es capaz de producir hasta un límite, sobre todo cuando se trata de un proyecto como éste. Escribir este libro, no equivocar ningún hilo de la trama, conservar los personajes tal como son, se parece a hacer juegos malabares con rocas enormes. Es un trabajo durísimo.

Vais a tener un libro este año. Tendréis otro al año que viene. Y un tercero al siguiente. No sé en qué meses de 2010 y 2011 saldrán; conservad la esperanza de que sea antes, pero quizá convendría que os quedaseis con el cálculo de Tom sobre noviembre y noviembre, ya que creo que esos plazos son el tope máximo para que los tengáis en las librerías.

Seguiré luchando para conseguir que los libros se publiquen tan pronto como sea razonable, pero antes tengo que escribirlos. Habéis seguido el progreso de la barra de avance; sabéis que trabajo y que el libro se está escribiendo. No me voy de vacaciones y lo dejo colgado. Estoy trabajando. Mucho. Sesenta, setenta, a veces hasta ochenta horas semanales.

No os haré esperar un tiempo excesivo, pero, por favor, entended que algunas de las cosas que queréis son incompatibles; queréis un libro de alta calidad que tenga una extensión enorme y que se publique rápidamente. Dadme una máquina del tiempo y veré qué puedo hacer.

George Martin y Patrick Rothfuss ya han tocado este tema, y los dos lo hicieron de forma elocuente. Los libros, tan distintos a un montón de otras clases de medios de comunicación, son únicos en lo que se refiere a que dependen exclusivamente de la capacidad productiva de una única persona. Un buen día de trabajo para muchos autores significa escribir alrededor de mil palabras. Y tienes suerte si dispones de doscientos días al año para escribir, con todas las demás exigencias (correcciones, revisiones de manuscritos, giras de libros, acontecimientos publicitarios, visitas a centros de enseñanza, etc.) que te salen al paso. Suelo escribir una cifra más alta que la media, en parte (creo) porque durante todos esos años que pasé sin que se publicara mi trabajo tomé por costumbre escribir nuevos libros sin parar.

Pero incluso yo tengo un tope. Haremos esos libros para vosotros. En el peor de los casos, estarán en noviembre, noviembre y noviembre, lo que significa que habrán salido en el plazo de dos años. Quizá sea antes. Si tenemos la posibilidad de hacerlo más deprisa, pero manteniendo la calidad, seguiré insistiendo en ese punto. Pero, sinceramente, no sé si seré capaz de continuar otros dos años al ritmo de los últimos dieciséis meses. Estoy exhausto; he apretado al máximo para que tuvieseis un libro en 2009 porque lleváis mucho tiempo esperándolo. Sin embargo, no puedo prometer que me sea posible mantener esos horarios de trabajo. Además, tengo otras obligaciones; contratos firmados con otros editores; seguidores de otras obras mías a los que no puedo dejar a un lado. Tendré que escribir otro libro de Alcatraz este año, en algún momento. Y tendré que hacer revisiones de The Way of Kings, al que apenas he hecho caso. Me propongo hacer esas cosas en los periodos de paralización del trabajo en AMoL, mientras espero las notas de revisiones o cosas por el estilo. Tampoco puedo permitirme el lujo de quemarme con La Rueda del Tiempo. Os merecéis algo mejor que eso.

Bien, ahora algunos comentarios sobre los títulos. ¿De dónde ha salido The Gathering Storm? En enero, cuando se decidió dividir el libro, seguí abogando por alguna solución que indicara que éste era UN libro dividido en tres partes. (Todavía lo veo así.) En consecuencia, sugerí que todos llevaran el título A Memory of Light con subtítulos. Me gusta muchísimo A Memory of Light; creo que es muy poético y apropiado. Además, era el título elegido por el señor Jordan para el libro. Eso sólo ya era razón más que suficiente para conservarlo.

Así pues, sugerí subtítulos más cortos, más genéricos, para cada una de las tres partes. Con un amplio y evocativo título como A Memory of Light resaltando, los subtítulos tenían que ser más cortos y más básicos, como para no llamar la atención. Al primero de ellos se le dio el de Gathering Clouds, por sugerencia de Maria. El libro dos se llamaría Shifting Winds, y el tercero, Tarmon Gai’don, todos con A Memory of Light como título principal.

Seguimos adelante con ese plan durante varios meses. Y entonces, de repente, a Tom le informaron desde el departamento de marketing que había que cambiar lo del título principal. A las librerías no les gustaba. (Ya descubriréis que las librerías ejercen un gran control en las publicaciones. Os sorprendería cuán a menudo se toman decisiones debido a lo que esos comercios quieren.) En este caso, a las librerías les preocupaba que tener tres libros titulados AMoL resultara muy confuso para el sistema informático y para el personal encargado de hacer pedidos, por lo que requerían que se suprimiera el título principal y que se dejara sólo el subtítulo Gathering Clouds.

Escribí de inmediato un correo a Harriet en el que le explicaba que en ningún momento mi intención había sido que el libro llevara ese título. Era demasiado genérico, demasiado básico. Harriet propuso a Tom varias sugerencias como alternativa, y al final se decidió que fuera The Gathering Storm. Todo esto ocurrió en unas pocas horas, la mayoría antes incluso de que me hubiera levantado por la mañana. (Le mandé el correo por la noche, y después, cuando me levanté, ya habían tomado esa decisión en la costa este.) Parte del material ya había salido como Gathering Clouds, y me pregunto si se elegiría The Gathering Storm porque era similar. Sé que fue el que gustó más de los que Harriet le propuso a Tom. Es un tanto corriente, pero no es peligroso.

Ese ligero cambio se produjo con rapidez y me pilló por sorpresa. Tengo intención de estar preparado para el próximo, así que, con suerte, dispondremos de tiempo para imaginar un título más evocador. No me disgusta The Gathering Storm, pero soy consciente de que es uno de los títulos con menos garra de la serie La Rueda del Tiempo. (Por cierto, mi favorito es Encrucijada en el crepúsculo.)

Creo que con esto ya estáis puestos al día. La pregunta que probablemente os hacéis ahora muchos de vosotros es: “¿Qué es lo que decidiste meter en este libro y qué decidiste dejar para el siguiente?” No me es posible contestar todavía a eso; quizá pueda dar alguna pista sobre lo que incluí y lo que reservé cuando se aproxime la fecha para que salga el libro, pero de momento os diré que estoy firmemente convencido de que el punto donde decidí cortar es el correcto y que me encanta cómo ha quedado el producto final.

También quiero mencionar que uno de mis objetivos principales en la partición era asegurarme de que la mayoría (si no todos) los personajes principales tenían su escena en el libro. Algunos están presentes más tiempo que otros, pero casi todo el mundo aparece al menos en un par de capítulos. (En otras palabras: se cortó como Festín de cuervos y Dance With Dragons, con la mitad de los puntos de vista en uno y la mitad en el otro.) Sin embargo, algunas de las cosas importantes que esperáis ver se han reservado —por necesidad— para el segundo libro.

Casi he terminado las revisiones de la primera parte. Espero empezar a escribir material nuevo para la segunda parte en algún momento de abril. La barra de avance subirá de nuevo cuando eso ocurra.

Bien, pues, ésa es la historia de cómo se ha llegado a esto. No abrigo la esperanza de que las decisiones tomadas os satisfagan a todos, pero quería que comprendieseis cómo se han producido. He de fiarme de mi instinto como escritor. Eso es lo que me ha traído hasta aquí, lo que hizo que Harriet me eligiera para ocuparme del libro; sería un error no seguir lo que me dicta ahora.

Y el instinto me dice que hemos tomado la mejor decisión viable y creo que The Gathering Storm vindicará esa decisión. De modo que, si es posible, os pido que contengáis un poco vuestra preocupación o vuestra ira, al menos hasta que hayáis leído el libro el próximo noviembre. Como siempre, el trabajo realizado es el mejor argumento de por qué hago lo que hago.

Brandon Sanderson
Marzo 2009

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Comentario del 31.03.09

Anoche -ayer fue lunes- hice un esfuerzo y me tiré toda la noche revisando para acabar The Gathering Storm y se lo envié a Harriet y compañía. En esencia, el libro está terminado. Imagino que habrá otra tanda rápida de revisiones este fin de semana, pero hay que entregarlo lo antes posible. Ya hemos rebasado la fecha tope que teníamos, y Tor va a pagar horas extras al tipógrafo a fin de tenerlo listo en noviembre. (Tom ya dijo que lo haría, así que no es nada nuevo, pero es que cada día cuenta. De ahí mi maratón revisando toda la noche.)

De modo que sí, está acabado. Casi. Puede decirse que sí. Ahora empieza la larga espera para revisar la impresión final, la corrección de galeradas, y la impresión. Ahora puedo confirmar que la minúscula portada que pasó por páginas y foros sólo es un bosquejo provisional, reducido. Ahora he visto la cubierta y, aunque la composición es la misma, esta versión es mucho mejor. Para empezar, Rand no hace un movimiento de espaldas al espectador, sino que está de frente, en una postura distinta.)
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Comentario del 04.04.09

Veamos ahora el correo de un lector:

“He leído tu artículo sobre la partición de AMoL y creo que tu razonamiento es muy coherente. Resulta obvio que te preocupa mucho sacar un producto de calidad. Sin embargo, a mí me preocupa que cambies lo que tengas escrito basado en las reacciones de los lectores respecto al primer libro. ¿Cómo tienes la seguridad de que los libros /volúmenes de 800 mil palabras en un año no son diferentes del libro que habrías escrito de haberlos hecho en un tocho enorme?”

Buena pregunta. La respuesta es sencilla, aunque seguramente no es muy satisfactoria. Con sinceridad, no sé si el libro saldrá diferente.

Las “segundas decisiones” rara vez son provechosas cuando se basan en lo que podría pasar en el futuro. Cada novela que leo, cada crítica que sale, cada día dedicado a reflexionar… Todas esas cosas influyen en lo que escribo. A diario tomamos cientos de decisiones que nos empujan hacia ésta o aquella dirección. Los sucesos de mi vida influyen de forma directa en las escenas que escribo.

¿El volumen tercero de Nacidos de la bruma habría sido un libro diferente si hubiera hecho un alto y hubiera escrito otra cosa entre ése volumen y el segundo de Nacidos en la bruma? Probablemente. ¿Habría sido peor o mejor? No lo sé. ¿Será diferente AMoL tres porque AMoL uno se publicará antes de que salga? Quizá. ¿Será mejor o peor? No lo sé.

Lo que sí puedo decir es que el segundo volumen estará escrito antes de que salga el primero. Y el tercero tiene muchas cosas que escribió el señor Jordan antes de fallecer. De modo que la estructura no va a cambiar, de todos modos. Un autor también tiene que aprender a no permitir que las críticas o las reacciones de los lectores le influyan demasiado. Escribir es un arte muy solitario, y un escritor aprende a confiar en su instinto. Una de la primeras lecciones que han de aprenderse cuando se escribe es que las reacciones u observaciones sobre tu trabajo son algo bueno, pero hay que mantener las distancias.

Si acaso, saber que ya hay un libro publicado con el que los lectores han disfrutado me quitará de encima cierta presión y, con suerte, me permitirá trabajar más relajado en las dos partes siguientes. ¡Gracias por la pregunta!

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Ha sido larguísimo y me he identificado con él cuando cuenta lo de la maratón de la noche del lunes. Lo he traducido, pero no puedo repasarlo ahora, porque estoy embotada. Me disculpo por las erratas que pueda haber. (06/04 - He hecho un repaso a fondo y he subsanado muchas erratas, pero seguro que alguna me habré saltado y andará por ahí, fastidiando; son como una plaga, y parece imposible acabar con ellas. Al menos lo he intentado.)

Espero que estas explicaciones de Brandon Sanderson os esclarezcan las dudas, o al menos algunas.

Como dije al principio, a continuación tenéis los enlaces con el artículo y con las dos anotaciones originales.

Un saludo,

AmoL se divide

Nota del 31.03.09

Nota del 04.04.09

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viernes, 3 de abril de 2009

AMoL - Segunda parte - Entrevista a Harriet McDougal

El pasado día 26 de marzo de 2009, Jason colgó una entrevista a la viuda de Robert Jordan que acabo de traducir. Al final tenéis el enlace a esta entrevista en inglés:

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Entrevista a Harriet Rigney

Sobre la entrevista

Tras el reciente comunicado de Tor Books en el que se da a conocer que A Memory of Light se dividirá en tres volúmenes, mucha gente se ha preguntado la razón que ha llevado a tomar tal decisión. Para desvelar ese interrogante, envié unas preguntas a Harriet por correo electrónico y ella ha tenido la amabilidad de responderme.

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Gracias, Harriet, por acceder a contestar algunas preguntas relacionadas con A Memory of Light.

Siempre es un placer hablar contigo, Jason.

¿Cómo se llegó a la decisión de dividir en tres partes el último libro? ¿Fue por imperativos de edición, por imperativos de la historia, o hubo otro motivo?

Jim dejó una gran cantidad de material y, después de trabajar con ese material durante un tiempo, Brandon se dio cuenta de la imposibilidad de completarlo con menos de 750.000 palabras. Sería poco menos que imposible encuadernar esa cantidad de texto en un volumen, a menos que lo vendiéramos junto con una lupa. De hecho, 250.000 palabras configurarán una novela “rubenesca” por el grosor. Habréis calculado que 3 x 250.000 son 750.000. De modo que... En parte, esta decisión se basó en editar un libro que entrara en las posibilidades de la tecnología normal de encuadernación. Pero lo que más influyó a la hora de tomar esta decisión fue incluir la TOTALIDAD de la historia que Jim dejó para todos nosotros.

Aparte de la extensión ¿en qué puede compararse esta novela con el resto de los libros de la serie? Por ejemplo ¿el conjunto de las tramas y el tono serán más sombríos que en los libros anteriores?

Nos encaminamos hacia el Tarmon Gai’don, de modo que, por supuesto, hay cierto oscurecimiento.

Usted ha tenido la oportunidad de ser editora de texto de varios escritores excelentes. ¿Cómo es el trabajo con Brandon? ¿Ha respondido a sus expectativas como esperaba usted?

Las ha superado. Es un escritor MUY BUENO y un excelente profesional con el que se trabaja muy bien.

La colaboración entre usted, Brandon, Alan y Maria tiene un carácter singular. ¿Cómo les funciona? ¿Qué papel tienen en ella Alan y Maria?

Los dos hacen el trabajo de editores de continuidad. Alan es tremendo con los mapas, las conformaciones y la línea cronológica, mientras que Maria se encarga de un montón de temas diferentes, como quién ES del Ajah Negro, quién PODRÍA serlo, quién NO podría serlo... Y comprueba que los datos sobre los personajes son correctos.

En cuanto a mí, soy maniática en lo que se refiere a que los personajes den al lector la imagen de quien se supone que son. También me encargo de la línea de edición de texto.

Cuando Brandon nos entregue este último borrador me ocuparé de los adornos y los títulos de los capítulos, como he hecho casi siempre para Jim.

De modo que Brandon recibe tres respuestas sobre el conjunto, no sólo una.

¿Qué cree que Jim habría opinado sobre cómo se está llevando a cabo el trabajo de este libro, tanto en la faceta de escribirlo como en la de publicarlo?

Creo que le habría complacido. Deseaba realmente que la serie se terminara ¿sabes? Y todos los implicados en cumplir ese deseo lo están haciendo con mucho cariño. Alan llevaba trabajando ocho años con nosotros, y Maria, doce. Amar esos libros es para ellos (como para mí) una vieja costumbre. También lo es para Brandon, como podéis comprobar por el maravilloso elogio fúnebre que escribió cuando Jim murió.

Jim azuzó la curiosidad de los lectores antes de que se publicara Cuchillo de sueños cuando nos dijo que en el libro habría un momento que nos dejaría sin aliento. ¿Hay otro momento parecido en la trama de éste que le complace saber que habrá mucha expectación entre los aficionados para leerlo?

Sí. RAFO.

¿Qué repercusión tiene (si la hay) el respaldo de los seguidores en la creación de esta novela?

Las diferentes páginas que han seguido los libros son de gran utilidad. Hay TANTO material que hasta la menor comprobación para contrastar y verificar algo da resultados increíbles.

Y el firme respaldo al recuerdo de Jim es maravilloso. Es todo un consuelo y un gran apoyo.

Aparte de A MEMORY OF LIGHT ¿tiene algún otro proyecto en mente?

Sí. Habrá una Enciclopedia de La Rueda del Tiempo. El manuscrito estará en poder de Tor doce meses después de que haya sido entregado el último libro. En un inmediato futuro saldrán los cómics (combinados con las novelas gráficas) que publicarán Dabel Brothers y Tor Books. En mayo está previsto que salga el número cero de El Ojo del Mundo.

Ahora hace año y medio. ¿Qué tal se encuentra usted?

Te agradezco que me lo preguntes. Estoy bien. El primer año fue horrible; un amigo muy querido me dijo: “Todo este trabajo es el último regalo que te hizo él.” Y tenía muchísima razón, porque tener muchas cosas de las que ocuparse es una gran ayuda para obligarte a centrar la atención en el mundo y alejarla de la pena que sientes.
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Aquí termina la segunda entrega.

Un saludo

Entrevista en inglés - Dragonmount

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miércoles, 1 de abril de 2009

AMoL - Primera parte - Tor Books


En consonancia con la línea marcada, y puesto que hay tres fuentes desde las que nos han comunicado la decisión de dividir en tres volúmenes el último libro de La Rueda del Tiempo, voy a utilizar también ese número y, en lugar de hacer un gigantesco artículo con la traducción de dichos comunicados, serán tres artículos independientes los que ponga en el blog, cada uno de ellos dedicado a una de las tres fuentes aludidas. También, y para evitar interpretaciones personales, he decidido traducir dichos comunicados en lugar de hacer un resumen.

Empezaré con el más aséptico (que para eso procede de una empresa) y el más corto: la noticia oficial desde la página de Tor Books. Os pondré de nuevo el enlace, aunque en la corta “crónica” que hice el día 30, cuando se dio a conocer la decisión (tan anunciada como la muerte de la novela de Gabo García Márquez) ya os lo facilitaba. Tampoco cuesta tanto meter una dirección y así no tenéis que molestaros en bajar un poco más la ruedita del ratón para buscarla aquellos que queráis leerla de primera mano. Empezamos:

Tor da a conocer The Gathering Storm, libro 12º de la legendaria serie de fantasía La Rueda del Tiempo, de Robert Jordan.

Nueva York: lunes, 30 de marzo, 2009.

Tor Books tiene el placer de anunciar que el día 3 de noviembre 2009 estará a la venta The Gathering Storm, libro 12º de La Rueda del Tiempo, primer volumen de los tres que constará A Memory of Light, el excepcional colofón de la admirada y exitosa serie de fantasía, obra de Robert Jordan. En parte escrita por Jordan y completada por Brandon Sanderson, los tres volúmenes de A Memory of Light acabarán de publicarse en el plazo de dos años.

Robert Jordan, uno de los narradores más importantes de los siglos XX y XXI, falleció en 2007 tras una valerosa lucha contra la amiloidosis, una enfermedad de la sangre poco frecuente. Para completar el último libro de la serie, la editora de texto de Jordan —su esposa, Harriet McDougal— eligió a Brandon Sanderson, el autor de éxito según la lista del New York Times por su obra Nacidos de la bruma.

De la serie de La Rueda del Tiempo, que ha sido traducida a veintiocho idiomas, se han vendido catorce millones de ejemplares en Norte América y más de treinta millones en el resto del mundo. Los últimos cuatro libros de la serie fueron nº 1 en la lista de los más vendidos del New York Times, y desde hace más de una década los lectores han esperado con impaciencia el desenlace de ese relato épico.

Sobre el proceso de elaboración que hay detrás de A Memory of Light, Harriet McDougal ha dicho:

—El alcance y la extensión de la novela hacían imposible abarcar el contenido en un único volumen. Fue una grandísima suerte que Brandon Sanderson se hiciera cargo de esta tarea. Es una persona con la que es un placer trabajar, además de ser un escritor maravilloso.

El presidente y editor de Tor Books, Tom Doherty, ha expresado asimismo su satisfacción respecto a A Memory of Light con estas palabras:

—Es un magnífico broche final a una grandiosa obra americana de fantasía épica cuyo inició tuvo lugar hace casi veinte años. Habría sido de todo punto imposible que Robert Jordan hubiera comprimido esta novela en un único volumen y, en cierto modo, parece adecuado que lo que comenzó como una trilogía termine también como tal.

La primera JordanCon se celebrará del 17 al 19 de abril 2009, en Alpharetta, Georgia. A esta primera convención asistirán, como invitados destacados, Harriet McDougal, Tom Doherty, Brandon Sanderson y otros miembros del “Equipo Jordan”. Hablarán de La Rueda del Tiempo, y de The Gathering Storm, y de las historias que hay detrás del rico legado literario de Robert Jordan. Asimismo, en la JordanCon se dará un avance especial de la novela The Gathering Storm.

Este año saldrán asimismo publicaciones importantes de los cómics y las novelas gráficas de La Rueda del Tiempo, con el lanzamiento en mayo de los cómics de El Ojo del Mundo, y de la novela gráfica Nueva primavera, en noviembre, con material extra. Dabel Brothers publicará la serie de cómics, que se agruparán a fin de que Tor Books publique dicho material como novelas gráficas.

En agosto de 2008, Universal Pictures adquirió los derechos cinematográficos de La Rueda del Tiempo para adaptar una primera película basada en El Ojo del Mundo.

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Con esto finaliza la primera entrega de las tres traducciones programadas. La próxima será la entrevista a la Sra. McDougal. Aunque para mí ha sido la más esclarecedora de las tres, he preferido dejar para el final las extensas reflexiones y explicaciones de Brandon Sanderson.

Un saludo

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